El pasado sábado 7 de mayo de 2011 disfrutamos de la 4ª edición de la Ruta Excursionista Villa de Torás. En esta ocasión se llegó a congregar a más de setenta senderistas, un éxito de asistencia teniendo en cuenta que las previsiones meteorológicas pronosticaban lluvia a lo largo de toda la jornada. El recorrido de este año consistía en alcanzar el Alto del Ragudo atravesando parajes como la Fuente del Chorrillo, el Pantano y la Fuente Camarillas, haciendo una parada para almorzar en la antigua Estación de tren de Torás, y de vuelta regresar por Aguamala, habiendo completado en su totalidad una ruta circular de unos 17 kilómetros.
La jornada senderista comenzó a las nueve en punto de la mañana, como es tradicional, en la Plaza de la Iglesia y a diferencia de otros años con unas nubes amenazantes de lluvia que, no obstante, resistieron descargar durante el transcurso de la Ruta, sumándose de esta forma a la gran fiesta senderista.
El grupo inicial, compuesto por casi cincuenta personas, comenzó el recorrido saliendo de la localidad por el camino de la Fuente del Chorrillo para, una vez atravesada ésta y tras un pequeño repecho, alcanzar uno de los rincones más singulares, desconocido para los foráneos, como es el pocico de San Vicente, lugar éste que abastecía de agua a la cantera de piedra para hornos de leña que existe en las inmediaciones, y que incluye estampas como la de una cascada natural escondida tras una sabina centenaria. Inmediatamente después se alcanzó la balsa de Los Moros como paso previo al embalse de Camarillas donde se encuentra la Fuente que le da nombre y donde aprovechó la mayoría para llenar las cantimploras.
Tras salir del Área recreativa se atravesó el barranco contiguo, observando a ambos lados del mismo restos del asentamiento del Frente Nacional que hubo durante la guerra civil. Tras cruzar el pequeño túnel que atraviesa las actuales vías de tren, se pudo observar igualmente los restos de la antigua Masía de la Cerrada, donde nació y se crió el ilustre hijo de Torás D. Antonio Ponz. Inmediatamente después, a través de la antigua vía minera de “Ojos Negros”, actual Vía Verde, llegamos al punto de encuentro y parada de almuerzo en el área de servicio de la antigua Estación de tren que se alcanzó sobre el horario previsto, alrededor de las diez y media. Allí se unieron a este primer grupo el resto de participantes disfrutando todos juntos del almuerzo.
Finalizado el almuerzo, y ya con un grupo conformado por más de setenta senderistas de todas las edades, se reanudó la excursión con las mismas perspectivas meteorológicas, esto es, posibilidad de lluvia por todos los frentes, pero con la incertidumbre añadida de que ya se oteaba en el horizonte el Alto del Ragudo completamente cubierto de niebla. Además, de vez en cuando caía alguna pequeña gota de agua que imprimía un carácter completamente montañero a la excursión. No obstante, si la lluvia aguantaba, el ambiente fresco no podía ser mejor para realizar la excursión, pero la incógnita iba a acompañarnos durante toda la Ruta.
Por la vía minera y por la pista que transcurre cercana a la antigua aldea de Monleón nos dirigimos hasta la base del Alto del Ragudo para comenzar su ascensión.
Pese a que conforme se adquiría altura la niebla se hacía cada vez más densa, el grupo fue coronando la cima del Ragudo gracias a la impecable señalización de la senda que se había realizado por la Organización.
En la cima, la ausencia de visibilidad era tal que no se apreciaban las aspas de los aerogeneradores del Parque Eólico que giraban sobre nuestras cabezas.
La imposibilidad de contemplar el paisaje fue compensada por la observación de los dos puestos de mando del Frente Nacional que recientemente han sido restaurados y que dan idea de la batalla que se libró por estas tierras. Francisco Miras nos dio una charla sobre lo acontecido en el frente de Viver durante la Guerra Civil.
Una vez reagrupados, comenzamos el descenso por la senda que nos llevaría de nuevo a la antigua Estación de tren, donde finalizaba la denominada “ruta corta” de los que se habían incorporado en el almuerzo y alguno más. El resto realizó el regreso a Torás, a muy buen ritmo, entre las pinadas del paraje de Aguamala desembocando en Los Arenales, zona singular subvolcánica, como paso previo a la finalización en la Plaza de la Iglesia de Torás.
En el grupo que completó el recorrido de la llamada “ruta larga” hay que destacar a Marcos Ferrando y Pau Paredes, que con su corta edad, fueron los únicos menores que la realizaron dando una lección de esfuerzo y superación.
Mientras los participantes iban llegando al restaurante Tejado Azul para disfrutar de la merecida comida, el cielo dio por finalizada la Ruta y comenzó a llover tímidamente. Durante el transcurso del ágape se comentaron las anécdotas de la mañana con un gran ambiente de celebración, y de fondo se escuchaba la lluvia que fue animándose para concluir la jornada con un tremendo chaparrón, pero el grupo ya estaba bajo techo. ¡Qué organización!
Al finalizar los postres, se obsequió a todos los participantes con la anhelada camiseta conmemorativa de la excursión que se ha convertido igualmente en un “clásico” y cuyo diseño supone una grata sorpresa año tras año.
Una edición más, los que han contribuido para llevar a cabo esta 4ª Ruta, y en concreto su organizador David Riera, quieren agradecer a todos su participación, al Ayuntamiento de Torás, y en especial al Alcalde José Vicente Macián y al Concejal Carlos del Río su colaboración, así como al restaurante Tejado Azul por su atención.
Hace cuatro años surgió la Ruta como una ilusión y hoy, ya consolidada, es una realidad de la que todos esperamos poder disfrutar en su próxima 5ª edición.
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